martes, 4 de octubre de 2005

antes de medianoche...

te quedas acostado boca arriba sobre tu cama, miras las estrellas artificiales que brillan en el cielo raso, y te preguntas. . . ?

Porqué el tiempo transcurre así?

Porqué no dispongo del tiempo necesario para hacer todo lo que quiero? Y hacerlo bien, como quiero...

Y es que la condición de humano que tanto se convierte en orgullo al saber que se pueden sentir sensaciones hermosas, es un arma de doble filo. El cansancio debajo de mis ojos me delata. Las arrugas que poco a poco se van asomando, además de las incipientes entradas en el cuero cabelludo de mi cabeza no me dejan más que decir...

El tiempo transcurre, y que puedo hacer?

Igual a como hace uno, dos, tres e inclusive cuatro años me encontraba divagando a estas horas de la noche, estoy hoy. . . Mi compañera, la noche, me cubre con su cálidad oscuridad, mientras los vientos helados se filtran por los amplios espacios que hay entre los bordes de mi cama.

Y por ahora, creo que seguiré divagando, en el laberito del tiempo, tratando de buscar la ecuación de la cual no sé más de lo que nunca he sabido. Y aun así, sé, que por más que me esfuerce y que pase noches sin dormir, nunca encontraré la respuesta. Y aunque reme contra las corrientes del pensamiento, no queda nada más que dejarme llevar . . .

O resistir?

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