martes, 27 de abril de 2004

LXVI

...
Ayer llegué a mi casa y pasé un rato leyendo poemas de Neruda. Tenía rato de no tomar el libro de él, y al releer muchos poemas, me parecieron como si fueran recien escritos.
Hay gente que dice que cuando uno lee en voz alta, si pierde la intimidad del autor con el lector. Pues ayer, con los poemas, me susurré a mi mismo algunos. Al rato tomé mi guitarra y me dió por empezar ha hacer arpegios en Do mayor y Fa maj7. Y después tomé un poema y empecé a leerlo mientras arpegiaba mi guitarra, sonaba tuanis... Aquí dejo el poema....


LXVI

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
para mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fín, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de Enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.