martes, 27 de julio de 2004

Es increíble como uno puede llegar a querer a alguien de una manera increíble en tan poco tiempo.

Recuerdo cuando yo estaba chiquitito, de unos 8 años, una vez mi abuelo me preguntó si no quería escribirle a una prima que vivía en los Estados Unidos. Yo lo hice varias veces. Me fascinaba leer las respuestas que me enviaba. Las fotos de ella en la nieve.

Mucho tiempo después de eso, al tener 19 años fui a visitarla a los Estados. Fue impresionante encontrar un hogar en un rinconcito de los Estados Unidos. Mi prima, casada y con tres hijitas me habrían las puertas de su hogar por tres semanas. Como esas niñitas lograron robarme el corazón.

Lloré. Lloré un montón cuando el día que regresé a mi casa, ella me llamó por teléfono y me decía tantas cosas. Hoy después de aproximadamente dos años, pude abrazarlas. Jugar con mis
primitas (que yo era el Rey y ellas las princesas). Dejar a Sammy que me peinara (a ella le encanta hacerlo).

Me siento deprimido al estar tan ocupado en estos días y no poder dedicarles el tiempo que yo quisiera. Pero aunque tenga que transnochar muchas noches, espero escaparme con ellas varios días...